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viernes, 27 de diciembre de 2019

no sabremos nunca

Cómo sabemos si el mi, el la, el re, son la nota misma, cómo se que las ondas sonoras, que ese movimiento lo percibo yo y tu por igual
Tengo entre los dedos el universo en expansión,
entre las cejas un hacha enterrada que penetra en mis sueños
zumbidos constantes al oído, palabras inexistentes que retumban en mi pecho
a lo lejos veo el fuego, los gritos y los colores.
entre risas, sonrisas y llantos, abrazo las llamas de la explosión.
Dejo libre un poco de esperanza, dejo libre un poco de angustia, ganas de que todo cambie, ganas de que nada siga igual.
Me recojo en pedazos, no me puedo armar otra vez
Me entrego a la caótica resonancia de estos días
Vibro, me hago vibrar...
Tomo mis caras y las entierro profundo, tomo mis sensaciones y me las trago, tomo cerveza y la disfruto...

Dejé de soñarte, por fin dejé de soñarte...


pero últimamente no sueño mucho tampoco


Viajo al centro, viajo al centro de las líneas, de las vías, de la ciudad, creo que es tiempo de abandonarla también...

Siempre que me marcho no llevo nada conmigo, pero todo lo que llevo pesa.

Que lata me da escribir... escribir pensando que quizá...
imaginar momentos que tal vez
pero no puedo evitar buscar la silla en esta habitación vacía

Y en el vacío de estos días llenos, encuentro entre mis dedos el universo en expansión, momentos que aún no existen y que no existirán, todas las posibilidades abriéndose para:
 no dejarnos entrar,
dejarnos entrar,
dejarnos,
entrar,
no dejarnos,
no.



Sumerjo en el silencio una sensacion que quiero abandonar
no quiero abandonar
quiero


Sostengo un momento que quiero perpetuar, hasta nunca, hasta que empiece a olvidar
hasta que pueda recordar
hasta que pueda enfrentar

Se dispara en mi mente y veo todas las palabras que me devoran las noches, los días, reventadas contra la pared, chorreando adjetivos, chorreando verbos, chorreando insultos sin sentido

Inerte en un rincón yace alguien que ya no puedo reconocer. entre sus dedos gotas de universo, lubricante y una ipa a medio vaciar.

Flores en su pecho, flores entre sus piernas, más vida que eso no hay, de sus cuencas oculares brotan cristales de sal, de su boca no esperamos nada, no esperemos más...

Sus palabras reventadas contra la pared bañan las tablas de lo que pudo ser un lugar.




 
Al final del día sigo siendo...