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viernes, 29 de abril de 2011

Síndrome de estocolmo


Sumergida en la oscuridad,

mil voces, como mil dagas desafiladas.

No me hieren, no me alcanzan,

perecen en la distancia que nos resguarda.

El roce de tus labios con los míos,

aquellos besos

que se volvieron mordidas

mordidas que corrompieron la quietud de mis latidos

Pero en una oscuridad simulada.

Mis ojos vendados,

Mis manos atadas.

El miedo eriza mi piel, más me agrada cada vez.

La luz se filtra, logro ver tu rostro.

Me vuelves a vendar, ahora te puedo reconocer

Tu voz proclama a mi oído

"Te las estas buscando gatita"

Lo niego todo,

tú sabes que en el fondo lo deseo

tus venganzas, caricias, mordidas

la sorpresa, el temor, el desconcierto.

No saber cuando volveras a atacarme

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