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jueves, 7 de noviembre de 2024

De aves y plumas coloridas, de bailes y danzas de mariposas, de destellos de ondas expansivas.

Todos los colores de un desastre natural.

Toda la magia de aquello que está dejando de ser.

El fulgor de una matriz que se cierra y se abre, que explota en un final.

Como no va a ser radiante ese último segundo de una existencia que deja de ser

Que la oscuridad misma se vuelve luz y la luz se vuelva electricidad, la electricidad se torne colores, calores, música, estruendo, ruido, vacío.

El centro mismo de lo que no es.
El centro mismo de lo que es todo
Y de tanto ser ya no se abarca
De miradas que ya no alcanzan 

Grito de silencio que no puedes oír de tan estridente 

Tus ojos no dan para comprender lo inmenso del manto que nos cubre 


Cuando te veo en el allá, que nunca es mi allá 
Cuando veo los colores del arcoiris y se que ni inicio ni final

Cuando sé, cuando sé y a veces si lo sé 
Es demasiado claro que tú camino jamás pasó tan cerca del mío como ese día 
Y luego la curva se pronuncia y te alejas, solo lo suficiente para no volver a cruzar una mirada


Cristales de sal que se derriten a la humedad de un invierno en que tu estufa quemó mi piel

Dragona
Serás parte de una mitología que a nadie más le contaré 

Y ada más hace falta

Los puntos están marcados

Y mis sueños serán el único canal en que te sintonizaré por casualidad alguna vez.