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lunes, 13 de julio de 2009

cuentos y casi cuentos

Tres días y tres noches.


Tres días y tres noches caminando bajo el mismo sol; Tres noches sí, el sol no quiso descender. No hay explicación lógica, más que se haya enfadado con él.
Huía, tres días huyendo. ¿De qué? Pues de su pasado, de sus “pecados”. La verdad no era tan terrible lo que había hecho, casi se podría decir que él no había hecho nada, a menos que se pueda culpar a una persona porque el sol no quiera dejarse caer en el horizonte, pero que podía él hacer, de donde venía nadie le daba ya la bienvenida, su fama era ya conocida; los rumores corren a gran velocidad.
¿A donde podía ir? Solo le quedaba seguir huyendo, bajo el mismo sol día y noche. No sabía que sus pasos cansados lo llevarían a donde la luna reinaba.
Paso a paso, sus ojos cansados se cerraban más y más, el calor y el cansancio de no dormir le ganaban, el alimento y el agua no le faltaban, mas no compensaban su fatiga. Y entonces ocurrió, su cuerpo dejo de sentir el mundo que lo rodeaba y solo se dejo caer; allí bajo el ardiente sol, se movía lentamente una pequeña sombra; la calle desolada, casi desértica, aunque desde allí se podía ver tan claramente la noche, estática, inmóvil, eterna en el otro hemisferio.
Menuda, menuda se acercaba.
Por un segundo entre lo que parecía ser un sueño y una muy extraña realidad se vio la sombra de una chica de largo vestido azul marino, cabellos negros, blanca piel. La muerte.
Se esfumo esa extraña visión dando paso a una más extraña realidad. Una sombra tan negra como la noche lo arrastró, sin poder él defenderse se dejo llevar, después de todo no parecía tan malo, tomando en cuenta que ya no tenía tanto calor. Su piel roja por la insolación se despellejaría en unos días, pero el dolor de la quemazón quedaría por un buen tiempo.
De pronto comenzó a sentir frío, más y más frío, abrió los ojos de par en par y solo logro ver más y más oscuridad.
¿Qué ocurría? Pues bien, en el reino de la luna la oscuridad plena marcan la noche, -aun así-razono él- debería de verse la luz de la luna.-
Tenía razón en ello, lo que ocurría es que el estaba bajo techo. Envuelto bajo él, eternamente bajo el techo de madera aterciopelada.

2 comentarios:

  1. O.o... wow.... me hiciste reflexionar con esta hitoriaa x3 !!.. escribes bn :) !!.. me gusto tu historia, te dejo aqui mi aporte jakjaka , nos vemos aioooz :D !

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  2. hola tu, me gusto la historia esta buena, la verdad se me okurren cosas q decir pero me da lata ahora asi q si las recuerdo te las digo despues, sigue scribiendo xq me gusta lo q scribes:)

    mauri. ( va a salir con la direccion del correo de mi u xd)

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