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jueves, 15 de diciembre de 2022

Aquí había agua.

Crecí recorriendo cerros que si bien no eran verdes en verano, conservaban una variedad de colores y sonidos que ya no están.


Ya no hay agua.


Vi helicópteros recoger agua desde la poza, vi aviones todos los veranos pasar con su carga. El humo en el horizonte, el sol rojo. Edificios surgieron de esas cenizas y los colores jamás regresaron.

Y los cerros que recorrí se redujeron y se alejaron.

Aquí había agua, ahora hay rejas, aquí había peces, ya no hay más nada.

Los pájaros se marcharon también y en el fango quedaron aquellos que intentaron acercarse a los restos de un lugar vivo.



Ya no.



El horizonte se mancha de humo y el viento irrumpe huye rehuye arranca en tropel en estampida en ráfaga, arremolina la rabia y la rabia no calma. Arde la tierra, arde el horizonte arde cada rincón que no ha sido fracturado por el concreto y arde el concreto.


Que tapa realmente esta cortina de humo, a donde se van quienes ya no tienen otra alternativa.

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