Pero choca de frente con la capa que le sigue. Una capa que se mueve a contrapelo, que no quiere solo imaginar, pero que no puede realmente todo lo que quisiera, aún así lo exige, lo fuerza, lo llora y no entiende por qué no se ve como imagina debiera verse.
Otra capa rodea todo esto, una que no tiene reflejo, una que no está segura de lo que sí puede lograr, lo que ya ha logrado. Esa capa anda con pena, no se reconoce a si misma.
La última capa hace lo que estima pertinente para no molestar, esa es la que sonríe en público.
En algún lugar bajo esas capas estoy yo. No se cómo es ni dónde está
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