visitas

miércoles, 17 de julio de 2019

Fugit irreparabile tempus

Cada vuelta solar que me cubre, cada ronda en la que me envuelven las estrellas... una casualidad cósmica...
Llego, como cada año a este punto álgido de mis días, y mientras me acerco al momento, no puedo evitar sentir como el tiempo es tan sereno y tan brutal.

El fantasma que me persigue sin aun alcanzarme, azora mis días, me recuerda que el tiempo se nos escapa sin remedio alguno...

Que todo lo que alguna vez comienza ha de terminar y que a su vez cada fin es un principio. Unos deben morir para que otros puedan vivir.

Yo le temo a la muerte, no a la propia.

Desde siempre, pareciera, le temo a la partida de quienes ocupan lugar en mi corazón.

Las manecillas del reloj me parecen guillotinas cercenadoras.

Cronos embravecido deborador, mi fantasma... te veo cambiar todo a tu paso.
Cambia todo cambia. Como quisiera que no todo cambiara tanto, pero la monotonía es terrible también.

Si sólo somos una casualidad, si existimos por mera coincidencia, este chispazo fortuito que nos acoge fugazmente es realmente un milagro, pura cuea, pura belleza, quisiera no sentir temor, pero es más una certeza, algún día solo seremos polvo flotando a la deriva en la oscuridad y no habrá quien sospeche que alguna vez nos odiamos, nos herimos, nos perdonamos, reimos, nos amamos, sufrimos, morimos, existimos.

No hay trascendencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario