Muéstrame ese color en tu mirada cuando ya no queda más que ocultar, ya sin más capas que la piel, en penumbra.
Como calor de fuego, como si fuéramos la llama que ilumina esta habitación
Somos deseo ardiente y de lenta combustión.
Acércate a mi boca, quiero sientas/sentir la tensión, la que me tira hacia ti y mueve desde mi centro las ganas, las serpientes, los dientes, la respiración.
Enredo de dedos, de piernas, de lenguas.
Revolquemos nuestras ganas por toda la habitación o donde sea que se nos crucen, por favor.
Me voy metiendo entre esas sábanas llenas de tu voz.
Tú entras también entre mis líneas
Me encanta cuando me pides silencio
Suave...
Y todo lo que a mí (animalito brillante, salvaje, brutito) me gusta, queda maravillado de tus formas y tus ritmos
Suave...
Tus garritas lentamente, suave.
Baile de inciensos en el aire.
Suave,
suave,
suave
Y sola se escribe esta canción, que es nuestra y del aire y más del aire y sus humos que tuya y mía.
Vapores, neblinas, densidad de humores en esa penumbra, ligera como una pluma, fluido como el agua, sutil como los picaflores que casi sin querer rozan el aire de las mañanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario