visitas

sábado, 10 de julio de 2010

carta nº4: la puerta.

Abierta está la puerta, tú puedes entrar y salir a tu gusto.
Después de todo seré yo quien quede vacía con tu partida, porque... Yo te quiero y tú me quieres pero soy yo quien quiere dejar de quererte, y si para eso debo causar tu partida lo haré, el daño será para las dos...
Yo no quería que fuera así, yo solo quería dejar de quererte o que me olvidaras, me odiaras, para así poder deshacerme de ti, pues me tienes presa de la confusión y yo quiero querer a alguien más, soy quizás más cobarde que la cobardía... Tengo miedo de que me hagas daño, por eso te dañe yo primero, pero no por querer dañarte, ya te lo dije, soy veneno y que me olvides será lo mejor.
Solo fue un estúpido mecanismo de defensa, sin bloquear la entrada te he intentado dejar fuera. No puedo, pero tampoco te quiero adentro.
Es estúpido, si tú me quieres y yo te quiero... Pero yo quiero querer a alguien más, tal vez por temor, miedo estúpido de que vuelva a pasar lo mismo, tal vez porque no podía creer que de verdad me quisieras, creer que no era nada más que un capricho tuyo, cuando en verdad fue mio.
Te quiero, me gustas, siento contigo algo que no siento con nadie más, pero yo quiero querer a alguien más, tal vez eso me ciega, bloquea la puerta de mi corazón.
Ya nada puede entrar, nada más por ahora. El problema es que tampoco puede salir y tú te has quedado dentro.
Soy veneno y me ahogo con mi propia toxina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario