visitas

jueves, 13 de julio de 2023

 Calorcito que abriga un recuerdo, no te apagues aún, no así tan lento, siento el calofrío avanzando hasta tu centro, donde muere la raíz de algunos momentos que guardé en ese rincón, entre mi hombro y mi pecho.

Cuidábamos ahí un rato, un tiempo. Los inviernos han ido helando las flores que ahí me crecieron y siento un poco como van muriendo, pero quisiera, si no es mucha molestia, fuese de una y totalmente, no así, no así, que siento una penita cada cierto tiempo, no así, que parece que pudieran volver a brotar.


Cuido tu recuerdo, no sea que se me mezcle con algún sueño. Y para el registro: ya no te sueño. 


Hace unos años, cuando ya no nos veíamos y aun te amaba, me enamoré también de una mujer que era como el viento y nuestros días juntas eran de colores y cada color tenía su propia melodía. Te hablé de ella, porque yo hablo de mis amores. Supongo que por la misma razón te lo cuento de nuevo. Es que hace no mucho no pensaba enamorarme otra vez, en verdad no quiero, me parece demasiado peligroso,  pero de ella jamás me desenamoré. 


Ella es como el viento, no se bien cuando va a aparecer, ni por cuanto se irá a quedar, me encanta compartir ubicuidades con ella cuando logramos coincidir, me encanta el brillo de sus palabras y su genialidad, me encanta que sea como el viento y le digo que sí, si me propone un encuentro, le digo que sí si es para vernos porque me encantan los colores que ella lleva consigo donde anda. Ella me encanta desde hace mucho tiempo.


Quizá te lo cuento, sabiendo que ya no paseas por estos lares, porque te quiero hablar de mis amores.

Tengo una piedrita por corazón, pero palpita. El fuego se aloja en mi piel, pero se apaga fácil. No ha habido inviernos tan cálidos como entonces. 

No sé para donde van mis pasos, pero se que camino.

Me encontré con una mariposa que después de una pausa continuó su vuelo.

Conocí una dragona de colores centelleantes y mirada hechicera, ella aun me atrapa con su mirada, tiene esa habilidad, mas ya no camino por sus dominios y ella no cruza por los míos.

Los gatos se tomaron mi casa un tiempo. Adonis se refugia en mi para el frío, tiene apropiado un rinconcito de mi pecho en que le gusta apoyar su cabecita.

Me siento de piedra, una piedra blandita sí, casi arenosa, casi gredosa, casi una piedra.

Quizá te lo cuento, sabiendo que ya no paseas por estos lares, porque te quiero hablar.

Para el registro: ya no te sueño y está bacán 

No hay comentarios:

Publicar un comentario